sábado, 29 de enero de 2011

La metamorfosis

TEXTO

- ¿Han entendido ustedes una sola palabra? - preguntaba éste a los padres -. ¿No será que se hace el loco?
- ¡Por amor de Dios! - exclamó la madre llorando -. Tal vez se siente muy mal y nosotros le estamos mortificando. Y seguidamente llamó:
- ¡Grete! ¡Grete!
- ¿Qué, madre? - contestó la hermana desde el otro lado de la habitación de Gregorio, a través de la cual hablaban.
- Tienes que ir en seguida a buscar al médico; Gregorio está malo. Ve corriendo. ¿Has oído cómo hablaba ahora Gregorio?
- Es una voz de animal - dijo el principal, que hablaba en voz extraordinariamente baja, comparada con la gritería de la madre.
- ¡Ana! ¡Ana! - llamó el padre, volviéndose hacia la cocina a través del recibimiento y dando palmadas -. Vaya inmediatamente a buscar un cerrajero. Ya se sentía por el recibimiento el rumor de las faldas de las dos muchachas que salían corriendo (¿cómo se habría vestido tan de prisa la hermana?), y ya se oía abrir bruscamente la puerta del piso. Pero no se percibió ningún portazo. Debieron de dejar la puerta abierta, como suele suceder en las casas en donde ha ocurrido una desgracia.
Gregorio, empero, hallábase ya mucho más tranquilo. Cierto es que sus palabras resultaban ininteligibles, aunque a él le parecían muy claras, más claras que antes, sin duda porque ya se le iba acostumbrando el oído. Pero lo esencial era que ya se habían percatado los demás de que algo insólito le sucedía y se disponían a acudir en su ayuda. La decisión y firmeza con que fueron tomadas las primeras disposiciones le aliviaron. Sintióse nuevamente incluido entre los seres humanos, y esperó de los dos, del médico y del cerrajero, indistintamente, acciones extrañas y maravillosas. Y, a fin de poder intervenir lo más claramente posible en las conversaciones decisivas que se avecinaban, carraspeó ligeramente, forzándose a hacerlo muy levemente, por temor a que también este ruido sonase a algo que no fuese una tos humana, cosa que ya no tenía seguridad de poder distinguir. Mientras tanto, en la habitación contigua, reinaba un profundo silencio. Tal vez los padres, sentados junto a la mesa con el principal, cuchicheaban con éste. Tal vez estaban todos pegados a la puerta escuchando.
(La metamorfosis)

CUESTIONES

1.
A) Comentario crítico del texto, enmarcándolo en el contexto histórico, social y cultural de la época literaria a que pertenece, destacando las temáticas y su tratamiento, la estructura, las características del género y los recursos que utiliza el autor.
B) ¿Cómo usa Kafka en la novela la voz de los personajes, la palabra y, en suma, el lenguaje y qué valor le da a la “comunicación”, al silencio, etc?
C) ¿Cómo emplea Kafka la ironía y el absurdo en la novela?
D) ¿Cómo evoluciona en la novela la percepción de sí mismo del protagonista y cómo evoluciona la manera como lo ven los demás?
2.
Relacione el valor del lenguaje y sus posibilidades en La metamorfosis y relaciónelo con otras novelas contemporáneas a la luz de las innovaciones narrativas de la época.
3.
Explique las semejanzas y diferencias entre el teatro isabelino y el teatro clásico de los siglos de Oro en España.
4.
Temas y formas de la poesía romántica. Obras y autores más representativos.


La metamorfosis


TEXTO
Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto. Se hallaba echado sobre el duro caparazón de su espalda, y, al alzar un poco la cabeza, vio la figura convexa de su vientre oscuro, surcado por curvadas callosidades, cuya prominencia apenas si podía aguantar la colcha, que estaba visiblemente a punto de escurrirse hasta el suelo. Innumerables patas, lamentablemente escuálidas en comparación con el grosor ordinario de sus piernas, ofrecían a sus ojos el espectáculo de una agitación sin consistencia.
—¿Qué me ha sucedido?
No soñaba, no. Su habitación, una habitación de verdad, aunque excesivamente reducida, aparecía como de ordinario entre sus cuatro harto conocidas paredes. Presidiendo la mesa, sobre la cual estaba esparcido un muestrario de paños –Samsa era viajante de comercio–, colgaba una estampa ha poco recortada de una revista ilustrada y puesta en un lindo marco dorado. Representaba esta estampa una señora tocada con un gorro de pieles, envuelta en un boa también de pieles, y que, muy erguida, esgrimía contra el espectador un amplio manguito, asimismo de piel, dentro del cual desaparecía todo su antebrazo.
Gregorio dirigió luego la vista hacia la ventana; el tiempo nublado (se sentía repiquetear en el cinc del alféizar las gotas de lluvia) le infundió una gran melancolía.
—Bueno –pensó–; ¿qué pasaría si yo siguiese durmiendo un rato y me olvidase de todas las fantasías?
Mas era esto algo de todo punto irrealizable, porque Gregorio tenía la costumbre de dormir sobre el lado derecho, y su actual estado no le permitía adoptar esta postura. Aunque se empeñaba en permanecer sobre el lado derecho, forzosamente volvía a caer de espaldas. Mil veces intentó en vano esta operación; cerró los ojos para no tener que ver aquel rebullicio de las piernas, que no cesó hasta que un dolor leve y punzante al mismo tiempo, un dolor jamás sentido hasta aquel momento, comenzó a aquejarle en el costado.
—¡Ay, Dios! –se dijo entonces–. ¡Qué cansada es la profesión que he elegido! Un día sí y otro también de viaje. La preocupación de los negocios es mucho mayor cuando se trabaja fuera que cuando se trabaja en el mismo almacén, y no hablemos de esta plaga de los viajes: cuidarse de los enlaces de los trenes; la comida mala, irregular; relaciones que cambian de continuo, que no duran nunca, que no llegan nunca a ser verdaderamente cordiales, y en que el corazón nunca puede tener parte. ¡Al diablo con todo!
(La metamorfosis)

CUESTIONES

1.
A) Comentario crítico del texto, enmarcándolo en el contexto histórico, social y cultural de la época literaria a que pertenece, destacando las temáticas y su tratamiento, la estructura, las características del género y los recursos que utiliza el autor.
B) ¿Cómo es la experiencia que recrea Kafka?
C) ¿Conoces otras transformaciones célebres de la literatura universal?
D) ¿Qué te sugiere el valor simbólico que representa la transformación del protagonista, Gregorio Samsa?
2.
Kafka, Joyce y Proust son considerados como los grandes innovadores de la narrativa contemporánea por los hallazgos realizados en la primera mitad del siglo XX. ¿Cuáles fueron sus aportaciones principales?
3.
Características de la épica clásica. Textos y autores más representativos.
4.
Características del Renacimiento. El Renacimiento en Italia. Ejemplifique sus respuestas con algunas obras y autores representativos.


COMENTARIO DEL TEXTO

COMENTARIO

[argumento]

   Al despertarse una mañana, Gregor Samsa, un viajante de comercio que vive con sus padres, descubre que se ha convertido en un monstruoso insecto con un enorme caparazón y numerosas y diminutas patas.
Incrédulo, mira a su alrededor y ve su dormitorio de siempre: una mesa con un muestrario de paños encima, una estampa recortada de una revista en que se ve a una dama elegante, una ventana a través de la cual distingue un amanecer lluvioso... No se trata, por tanto, de una pesadilla, sino de una horrible e inexplicable metamorfosis. Incapaz de asumir su transformación, decide dormir de nuevo (tal vez, al despertar todo haya vuelto a la normalidad), pero no puede girarse hacia el lado derecho para adoptar la postura en que suele dormir, y un extraño dolor desconocido hasta entonces le surge en el costado.
   El fragmento se cierra con el inventario de inconvenientes de su trabajo (viajes, horarios, trenes mala, comida, imposibilidad de entablar relaciones estables...), como si estos pensamientos cotidianos y rutinarios pudieran ahuyentar este cambio de pesadilla.

[tema y estructura]

   El texto, contiene por ello la descripción de la transformación de Gregor Samsa en un enorme insecto (en una carta, Kafka habla de un escarabajo, pero en la novela no se precisa) y las primeras reacciones del personaje, atónito y atribulado. En él podemos señalar dos partes: desde el principio hasta "...una gran melancolía" se narra el episodio de la metamorfosis, central en la trama de la novela. Desde "-Bueno .-pensó-..." hasta el final se describen las primeras reacciones del personaje.

 [comentarios]

La novela arranca con un motivo narrativo clásico, presente en numerosas leyendas mitológicas, que suelen cerrarse con una transformación (Ariadna, por ejemplo, es convertida en araña por Atenea). Una misma metamorfosis podía ser un castigo (Apolo transforma a su hijo Faetón en río) o un premio (los dioses menores de Sicilia transforman a Acis en río otorgándole, con ello, la inmortalidad.
También es frecuente este motivo en la literatura popular de corte fantástico (un príncipe convertido en rana), en donde la transformación suele provenir de seres dotados de poderes sobrenaturales (una bruja ....el hada convierte una calabaza en carroza) y también aquí se persigue premiar o castigar, de modo que la finalidad de estos episodios suele ser moralizante.
   Durante el romanticismo tiende a desaparecer el ingrediente moralizante y las transformaciones se propone conmocionar al lector, por ello suelen ser creaciones monstruosas (vampiros, Frankestein)
   En la novela de Kafka, el cambio se aproxima a los relatos románticos, pues el resultado es también un ser monstruoso, pero no se instala, como sucedía allí, en atmósferas lóbregas durantes las horas de la noche, sino en pleno día (la novela comienza con el amanecer, después del sueño y sus pesadillas). Esto es, la pesadilla de Gregor, no sucede en el sueño sino en el ámbito de la razón y de la claridad, y la descripción de su tragedia es objetiva, como si se tratara de un informe técnico, de modo que en lugar de horrorizar plantea un enigma sin solución: ¿por qué ha sucedido esto?
    Puede compararse con el Quijote en el sentido de que tiene como modelo un género en declive y de escasa calidad literaria cuya estructura imita (novela de caballerías, novela gótica) y  lo sobrepasa. Gregor hace tres salidas (como don Quijote) que termina en fracaso: 1º herido por el bastón del padre, 2º por una manzana que su padre le arroja, 3º herido por  las palabras de su hermana ("es un monstruo")
   Proceso progresivo de animalización: desde un ser humano en un cuerpo animal hasta perder el lenguaje, preferir comida podrida, verlo todo desde abajo, preferir la oscuridad de debajo del sofá... Su familia no cae en la cuenta de que así como no puede hablar tal vez tampoco pueda entender.
   Comienza donde las obras románticas acaban: el despertar, cuando acaban los sueños, y frente a la atmósfera de terror de los relatos góticos (oscuridad, pasadizos, antros, entornos lúgubres...), la claridad de un día lluvioso, su propio dormitorio...
    Un proceso animalización progresivo (p e., en la alimentación: acaba por rechazar la comida fresca y la prefiere podrida, aunque el lenguaje lo pierde desde el principio: los demás, sin embargo, no caen en la cuenta de que si no habla tampoco puede entender a quienes hablan).

Interpretación (desesperación de los comentaristas)
La novela describe las consecuencias de la transformación, pero no sus causas, ¿por qué? ¿Cuál es el sentido de esta trama narrativa absurda?
    Biográfica: traduce metafóricamente la impresión de sentirse en la familia como un bicho raro, de modo que acaba convirtiéndose en la ficción en lo que cree que es o en lo que cree que han hecho con él. Apoyada en sus cartas, en la Carta al padre (que nunca pudo leer): un padre tiránico que desprecia su vocación, se opone a su matrimonio, lo considera un inútil... Pero estamos ante una obra esencialmente ambigua, por lo que será reinterpretada época tras época.




Romeo y Julieta


TEXTO

(Entra Julieta)
Paris.- Grato encuentro, señora y esposa mía.

Julieta.- Eso podrá ser, caballero, cuando sea yo esposa.

Paris.- Ese “podrá ser” ha de ser, amor mío, el jueves próximo.

Julieta.- Lo que ha de ser, será.

Fray Lorenzo.- Verdad indiscutible.

Paris.- ¿Vais a confesaros con este buen padre?

Julieta.- Contestar a eso sería confesarme con vos.

Paris.- No le neguéis que me amáis.

Julieta.- Confesaré que amo.

Paris.- Así, pues, le confesaréis que me amáis; estoy seguro.

Julieta.- Si eso hiciera, mi confesión sería de más valor hecha en vuestra ausencia que en vuestra cara.

Paris.- ¡Pobrecilla! Tu cara está siendo víctima de sus lágrimas.

Julieta.- Insignificante victoria han logrado con ello las lágrimas, pues se hallaba bastante marchita antes de sentir sus huellas.

Paris.- Más injurias le haces con tus palabras que con tu llanto.

Julieta.- Lo que es verdad no es calumnia, caballero. Y lo que digo, lo digo a mi cara.

Paris.- Mía es tu cara y la has calumniado.

Julieta.- Podría ser, pues no me pertenece... ¿Tenéis que hacer ahora, buen padre, o vuelvo a la hora de vísperas?
Fray Lorenzo.- Tengo ahora tiempo disponible, hija mía... Os rogamos, caballero, que nos dejéis solos unos instantes.

Paris.- ¡Dios me libre de turbar la devoción!... Julieta, el jueves, de madrugada, iré a despertaros. ¡Adiós hasta entonces, y recibid este santo beso!
(Sale)

Julieta.- ¡Oh, cierra la puerta y disponte luego a llorar conmigo! ¡No hay remedio, esperanza ni socorro para mí!

(La tragedia de Romeo y Julieta. Acto IV, escena I)

CUESTIONES

1.
A) Comentario crítico del texto, enmarcándolo en el contexto histórico, social y cultural de la época literaria a que pertenece, destacando las temáticas y su tratamiento, la estructura, las características del género y los recursos que utiliza el autor.
B) ¿Quién es Paris? ¿Qué función desempeña en la obra?
C) Este es el único encuentro de Julieta con Paris, ¿cómo se comporta ella?
D) ¿Qué sentido tienen las respuestas de Julieta?
2.
En relación con esta obra, realice una descripción de los personajes explicando su caracterización y la función que desempeñan.
3.
La épica medieval y la creación del ciclo Artúrico.
4.
La novela en el siglo XVIII y la Ilustración.

Romeo y Julieta

TEXTO

Gregorio.- (aparte a Sansón) Di mejor, que allí llega un pariente de mi amo.
Sansón.- ¡Sí, mejor, caballero!
Abrahán.- ¡Mentís!
Sansón.- ¡Desenvainad, si sois hombres! ¡Gregorio, acuérdate de tu estocada maestra! (Riñen).
Benvolio.- ¡Separaos, imbeciles…! (Abatiendo a espadas). ¡No sabéis lo que estáis haciendo!
(Entra Teobaldo)
Teobaldo.- ¡Qué! ¿Con el acero desnudo entre estos cobardes villanos?... ¡Vuélvete, Benvolio, y contempla tu muerte!
Benvolio.- ¡No hago sino mantener la paz! Envaina tu espada o ayúdame con ella a separar a estos hombres.
Teobaldo.- ¡Cómo! ¡Espada en mano y hablas de paz! ¡Odio esa palabra, como odio el infierno, a todos los Montescos y a ti! ¡Defiéndete, cobarde!

Entran varios individuos de ambas casas que toman parte en la refriega; y después ciudadanos con garrotes y partesanas

Ciudadanos.- ¡Garrotes, picas y partesanas! ¡Duro! ¡Dad en tierra con ellos! ¡Abajo los capuleto! ¡Abajo los montesco!

Entran capuleto vestido con su bata y lady capuleto

Capuleto.- ¿Que ruido es este? ¡A ver mi espada de combate! ¡Venga!
Lady capuleto.- ¡Una muleta, una muleta! ¿Para que pedís una espada?
Capuleto.- ¡Mi espada digo! ¡El viejo montesco llega y blande su hoja a despecho mío!

Entran Montesco y lady Montesco

Montesco.- ¡Tú, villano capuleto…! ¡No me detengáis, dejadme!
Lady capuleto.- ¡No darás un paso para ir en busca de un enemigo!

Entra el Príncipe con su sequito

Príncipe.- ¡Vasallos revoltosos, enemigos de la paz, profanadores de esos aceros, que mancháis con la sangre de vuestro vecino….! ¿No escucharán? ¡Como! ¡Basta! Hombres, fieras, que apagáis el fuego de vuestro furor insensato con purpúreos torrentes que brotan de vuestras venas: bajo pena de tormento, arrojad al suelo, de esas manos sangrientas, vuestras mal templadas armas, y oíd la sentencia de vuestro enojado príncipe! Tres reyertas intestinas, nacidas de una vana palabra, por ti viejo capuleto, y por ti montesco, han turbado tres veces la quietud de nuestras calles; y los ancianos habitantes de Verona se han visto obligados a despojarse de sus graves y decentes prendas para manejar viejas partesanas, con manos igualmente viejas y corroídas por la paz, con fin de atajar vuestro corroído odio. Si en lo sucedido promovéis nuevos desordenes en nuestras calles, vuestras vidas pagaran el quebrantamiento de la paz por esta vez retiraos todos. Vos capuleto vendréis con migo, y vos montesco, id esta tarde, para saber nuestra ulterior resolución en este asunto, a la antigua Villafranca, nuestro habitual punto de justicia. ¡lo repito: bajo pena de muerte, retírese todo el mundo! (salen todos menos Montesco, lady Montesco y Benvolio).
Montesco.- ¿Quién ha vuelto a despertar esta antigua discordia. Hablad sobrino ¡Os halláis presente cuando comenzó!
Benevolio.- Estaban aquí riñendo cuerpo a cuerpo vuestros criados y los de vuestro enemigo, antes de yo llegar. Desenvaine con intención de separarlos, cuando en aquel momento acude Teobaldo con su espada dispuesta, quien lanzando provocaciones a mis oídos, la agitaba sobre mi cabeza, haciendo los aires, que sin recibir daño alguno, silbaban haciéndole burla, en tanto nos devolvíamos tajos y reveses, venia mas y mas gente y peleaba a favor de una y otra parte, hasta que llego el príncipe, que departió las dos partes.

(La tragedia de Romeo y Julieta. Acto I, escena I)

CUESTIONES

1.
a) Comentario crítico del texto, enmarcándolo en el contexto histórico, social y cultural de la época literaria a que pertenece, destacando las temáticas y su tratamiento, la estructura, las características del género y los recursos que utiliza el autor.
b) ¿Qué significado tiene en la obra esta pelea callejera, situada, además, al comienzo de esta primera escena?
c) ¿Qué elementos estructurales de la obra introduce y describe el Príncipe?
d) ¿Qué elementos léxicos señalan la rivalidad entre Capuletos y Montescos?
2.
En relación con esta obra, explique las características del teatro isabelino.
3.
La poesía latina clásica.
4.
Realismo y naturalismo en la novela europea.

miércoles, 12 de enero de 2011

Romeo y Julieta



Romeo.- ¡Se burla de las llagas el que nunca recibió una herida!
(Julieta aparece arriba, en una ventana)
Pero, ¡silencio!, ¿qué resplandor se abre paso a través de aquella ventana? ¡Es el Oriente, y Julieta el sol! ¡ Surge, esplendente sol, y mata a la envidiosa luna, lánguida y pálida de sentimiento porque tú, su doncella, la has aventajado en hermosura! ¡No la sirvas, que es envidiosa! Su tocado de vestal es enfermizo y amarillento, y no son sino bufones los que lo usan. [Deséchalo! ¡Es mi dueño! ¡Oh, es mi amor! ¡Oh, si ella lo supiera!... Habla...; mas nada se escucha; pero ¿qué importa? ¡Hablan sus ojos; le responderé!... Soy demasiado atrevido. No es a mí a quien habla. Dos de las más resplandecientes estrellas de todo el cielo, teniendo algún quehacer, ruegan a sus ojos que brillen en sus esferas hasta su retorno. ¿Y si los ojos de ella estuvieran en el firmamento y las estrellas en su rostro? ¡El fulgor de sus mejillas avergonzaría a esos astros, como la luz del día a la de una lámpara! ¡Sus ojos lanzarían desde la bóveda celeste unos rayos tan claros a través de la región etérea, que cantarían las aves creyendo llegada la aurora!... ¡Mirad cómo apoya en su mano la mejilla! ¡Oh! ¡Quién fuera guante de esa mano para poder tocar esa mejilla!

Julieta.- ¡Ay de mí!

Romeo.- Habla. ¡Oh! ¡Habla otra vez ángel resplandeciente!... Porque esta noche apareces tan esplendorosa sobre mi cabeza como un alado mensajero celeste ante los ojos estáticos y maravillados de los mortales, que se inclinan hacia atrás para verle, cuando él cabalga sobre las tardas perezosas nubes y navega en el seno del aire.

Julieta.- ¡Oh, Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú Romeo? Niega a tu padre y rehúsa tu nombre; o, si no quieres, júrame tan solo que me amas, y dejaré yo de ser una Capuleto.

Romeo.- (Aparte) ¿Continuaré oyéndola, o hablo ahora?

Julieta.- ¡Solo tu nombre es mi enemigo! ¡Porque tú eres tú mismo, seas o no Montesco! ¿Qué es Montesco? No es mi mano, ni mi pie, ni brazo, ni rostro, ni parte alguna que pertenezca a un hombre. ¡Oh, sea otro tu nombre! ¿Qué hay en tu nombre? ¡Lo que llamamos rosa exhalaría el mismo grato perfume con cualquiera otra denominación! De igual modo Romeo, aunque Romeo no se llamara, conservaría sin este título las raras perfecciones que atesora. ¡Romeo, rechaza tu nombre; y, a cambio de ese nombre, que no forma parte de ti, tómame a mí toda entera!

Romeo.- Te cojo tu palabra. Llámame solo "amor mío", y seré nuevamente bautizado. ¡Desde ahora mismo dejaré de ser Romeo!

Julieta.- ¿Quién eres tú, que así, envuelto en la noche, sorprendes de tal modo mis secretos?
Romeo.- ¡No sé cómo expresarte con un nombre quien soy! Mi nombre, santa adorada, me es odioso, por ser para ti un enemigo. De tenerla escrita, rasgaría esa palabra.

Julieta.- Todavía no han librado mis oídos cien palabras de esa lengua, y conozco ya el acento. ¿No eres tú Romeo y Montesco?

Romeo.- Ni uno ni otro, hermosa doncella, si los dos te desagradan.

W. Shakespeare, La tragedia de Romeo y Julieta, Aguilar, S.A. de Ediciones, Club Internacional del Libro, Madrid, 1983. Acto segunto, escena II.


CUESTIONES

1. Localiza esta escena en la trama de la obra y resume su contenido.

2. ¿Qué distintas actitudes muestran Romeo y Julieta ante la dificultad que para su relación amorosa supone el enfrentamiento entre Montescos y Capuletos?

3. ¿Qué repercusiones tiene esta escena en el desarrollo posterior de la trama?

4. ¿Qué diferencias estilísticas se observan entre las intervenciones de uno y otro?




COMENTARIO DEL TEXTO

Localización (acto, capítulo, momentos anteriores y posteriores) – argumento – tema – estructura (partes mencionadas con toda precisión) – comentario (sentido, recursos literarios)

[localización]
   El fragmento pertenece a la escena II del acto II y es el segundo encuentro entre ambos jóvenes. Romeo conoce a Julieta en la fiesta que el padre de ésta acostumbra a dar todos los años. El joven, enmascarado, ha asistido a ella sin invitación esperando encontrar allí a la desdeñosa Rosalinda, pero a quien ve es a Julieta, de la que se enamora inmediatamente. Cuando sale con Mercurio y Bembolio, la joven, intensamente atraída por él, pide a la dueña que se entere de su nombre: es Romeo Montesco, hijo único de la odiada familia rival de Verona.

   [resumen]
   Conocida como la “escena del balcón”, el encuentro tiene lugar durante la misma noche de la fiesta. Romeo ha rehuido la compañía de Bembolio y de Mercurio (a él va dirigida la primera frase de su intervención) y ha escalado las paredes del jardín privado de Julieta. En la oscuridad, oculto entre la fronda, puede contemplar con detenimiento a Julieta en su balcón: la descripción inicial (elaborada un “aparte”: esto es, un texto recitado por un actor que los espectadores pueden oír, pero no la actriz que está mucho más cerca de él) contiene una descripción idealizada de identificaciones petrarquistas.
   Cuando Romeo contesta en voz alta a la confesión de la joven (sus tres primeras intervenciones son “apartes” que Julieta no puede oír), el diálogo de los amantes se centra en el obstáculo principal de este nuevo amor: pertenecen a familias enfrentadas desde hace varias generaciones. De ahí los lamentos de Julieta, más preocupada por este obstáculo, (ojalá no se apellidara Montesco), el primer indicio de rebeldía ante su padre (¿qué importa cómo se llame? ¿por qué este amor no va a ser tan puro como cualquier otro?) y las promesas apasionadas de Romeo decidido sin ninguna duda a que esa circunstancia no suponga ningún estorbo (reniego de ni nombre y apellido “si los dos te desagradan”).

[Tema y estructura]
   El tema del fragmento, por tanto, es el compromiso de dos jóvenes que afirman su amor recíproco por encima de poderosos obstáculos de los que son plenamente conscientes. En el texto pueden distinguirse dos partes: la primera (“¡Se burla de las llagas... a mí toda entera!) está formada por monólogos alternos de los amantes, ignorante la joven de la presencia de Romeo; la segunda (“Te cojo la palabra... te desagradan”) es un verdadero diálogo que confirma la profunda atracción que sienten el uno por el otro.

[Comentario: sentido y recursos]
   El texto se abre con una descripción de Julieta que hace Romeo, repleta de hipérboles e imágenes propias de la poesía amorosa, cuyo origen, como dijimos, es Petrarca. Aunque es de  noche, dice Romeo, el balcón es el Oriente puesto que Julieta es el sol (metáforas normales), es más hermosa que la luna (símil), que lleva un vestido amarillento y enfermizo (personificación). Sus ojos son “dos de las más resplandecientes estrellas (metáfora normal), el brillo de sus mejillas avergonzaría a los astros (símil  e hipérbole), sus ojos son rayos de luz que engañaría a las aves (metáfora e hipérbole), haciéndoles creer que amanecía.
   En su siguiente intervención emplea recursos retóricos similares aplicados a la luna (“ángel resplandeciente”, metáfora pura), “como un alado mensajero” (símil).
   La escena es de una extraordinaria importancia en el desarrollo de la trama por varias razones: de un lado, precipita los acontecimientos. En los protocolos del galanteo, de la  seducción amorosa la joven debía contestar negativamente a la primera proposición (por timidez y pudor, pero también para poner a prueba al amante): ahora, después de que Romeo haya oído su confesión amorosa (“tómame toda entera”) eso ya no tiene sentido, con lo que la relación se dirigirá rápidamente hacia su desenlace (Romeo y Julieta se casan la tercera vez que se ven, una “precipitación” considerada un defecto de la obra por ciertos críticos).
   Por otro lado, si “Romeo y Julieta” es una comedia que se desliza progresivamente hacia la tragedia, la escena que comentamos es precisamente el gozne entre una y otra. La imprudencia de la joven la lleva a reconocer su amor, el compromiso entre ambos se enfrentará al odio entre familias, la promesa de la muchacha (que aún no ha cumplido quince años) lleva inseminado la desobediencia al padre cuando este le anuncie un matrimonio concertado por él.
   En la escena, tanto Romeo utiliza un registro más elevado y poético que Julieta (que utiliza un lenguaje más transparente, sencillo y más infantil; al fin y al cabo, no es más que una niña), pero hay un marcado contraste entre las primeras intervenciones de los amantes, muy líricas, y las últimas, más prosaicas: un diálogo real que aborda las dificultades a las que se enfrentan.


Romance



Con la gran polvareda
perdieron a don Beltrán
y nunca lo echaron menos
hasta los puertos pasar.
Siete veces echan suertes [5]
quién lo volverá a buscar,
todas siete le cupieron
al buen viejo de su padre;
las tres le caben por suerte
y las cuatro por maldad: [10]
-Que me toque o no me toque,
yo a mi hijo he de vengar.
Vuelve riendas al caballo
para haberlo de buscar.
Por la matanza va el viejo, [15]
por la matanza adelante,
los brazos lleva cansados
de los muertos rodear:
vido a todos los franceses
y no vio a don Beltrán. [20]
A la bajada de un prado,
asomando a un arenal,
vido estar, en esto, un moro
que velaba en un adarve;
hablole en algarabía [25]
como aquel que bien la sabe:
- ¿Caballero de armas blancas
si lo viste acá pasar?
Si lo tienes preso, moro,
a oro te lo pesarán; [30]
y si tú lo tienes muerto,
désmelo para enterrar,
porque el cuerpo sin el alma
muy poco dinero vale.
-Ese caballero, amigo, [35]
dime tú qué señas ha.
-Armas blancas son las suyas,
y el caballo es alazán,
y en su carrillo derecho
él tenía una señal [40]
que siendo niño pequeño
se la hizo un gavilán.
- Ese caballero, amigo,
muerto está en aquel pradal,
dentro del agua los pies [45]
y el cuerpo en el arenal;
siete lanzadas tenía
desde el hombro al carcañal,
y otras tantas su caballo
desde la cincha al pretal. [50]

Romeo y Julieta


ROMEO Y JULIETA

“MERCUCIO.- ¡Oh! Ya veo, pues, que ha estado con vos la reina Mab. Es la partera de las ilusiones, y llega, bajo un tamaño no más grueso que el ágata que brilla en el dedo índice de un regidor, arrastrada por un tronco de atomísticos caballos, a pasearse por las narices de los hombres mientras están dormidos. Los radios de las ruedas de su carroza están fabricados de largas patas de araña; la cubierta, de alas de saltamontes; las riendas, de finísima telaraña; los arneses, de húmedos rayos de luna; su látigo, de un hueso de grillo; la tralla, de una hebra sutil. Su cochero, un pequeño mosquito de librea gris, ni la mitad grande como el redondo gusanillo que se extrae con la punta de un alfiler del perezoso dedo de una doncella. Su carroza es una cáscara de avellana, labrada por la carpintera ardilla o el viejo gorgojo, desde antiguos tiempos artífices de carruajes de hadas. Y en ese tren galopa, noche tras noche, por los cerebros de los enamorados, que enseguida sueñan con amores; sobre las rodillas de los cortesanos, que al punto sueñan con reverencias; por los dedos de los abogados, que al instante sueñan con minutas; sobre los labios de las damas, que acto seguido sueñan con besos, labios que Mab, enfurecida, infecta a menudo, atormentándose con ampollas, por haber viciado el aliento con golosinas aromáticas. Algunas veces cabalga sobre la nariz de un palaciego, y entonces sueña que ventea una promoción; y otras, con el robo de un lechón del diezmo, cosquillea en la nariz de un párroco mientras está dormido, e instantáneamente sueña en la prebenda inmediata. También se la ve pasear por el cuello de un soldado, y al momento sueña con degüellos de enemigos, brechas, emboscadas, hojas españolas, brindis y tragos de cinco codos. Y entonces suena de repente el tambor en sus oídos, con lo cual él da un salto y se levanta, y con semejante susto reniega una oración o dos y se duerme de nuevo.. Esta Mab es la misma que trenza las crines de los caballos en la noche y conglutina las greñas de los duendes en sucios y dos pronostican grandes desventuras. Esta es la bruja que, cuando las doncellas duermen de espaldas, las oprime y las enseña a resistir por primera vez, haciendo de ellas mujeres del buen llevar. Esta es la...
ROMEO.- ¡Silencio! ¡Silencio, Mercurio, silencio! Estáis hablando de nada.
MERCUCIO.- Es verdad, hablo de sueños, que son los vástagos de una mente ociosa, engendrados únicamente por la vana fantasía, tan insustancial como el aire que ahora acaricia el seno helado del Norte, y que, después de irritado, brama desde allí, volviendo la cara al Sur, destilador del rocío...”
(Romeo y Julieta. Escena IV, Acto I)

CUESTIONES.

1. Localiza el fragmento en la trama, resume su contenido y señala su tema.

2. Observa la descripción de la carroza de la reina Mab. ¿Qué noción quiere Mercurio transmitir con estas pintorescas referencias?

3. Ha un esquema de todas las personas visitadas en sueño por la reina Mab. Indica el sentido de cada una de las referencias.

4. Haz un inventario de las imágenes (símiles, metáforas) utilizados en el fragmento y explica su sentido.