sábado, 14 de noviembre de 2009

Ovidio: Arte de amar








“Los bienes ajenos nos parecen mayores que los propios; las espigas son siempre más fértiles en los sembrados que no nos pertenecen y el rebaño del vecino se multiplica con portentosa fecundidad. Ante todo haz por conocer a la criada de la joven que intentas seducir, para que te facilite el primer acceso, y averigua si obtiene la confianza de su señora y es la confidente de sus secretos placeres; inclínala en tu favor con las promesas y ablándala con los ruegos; como ella quiera, conseguirás fácilmente tus deseos. Que ella escoja el momento, los médicos suelen también aprovecharlo, en que el ánimo de su señora, libre de cuitas, esté mejor dispuesto a rendirse; el más favorable a tu pretensión será aquel en que todo le sonría y le parezca tan bello como la áurea mies en los fértiles campos. Si el pecho está alborozado y no lo oprime el dolor, tiende a dilatarse y Venus lo señorea hasta el fondo. Ilión, embargada de tristeza, pudo defenderse con las armas, y en un día festivo introdujo en su recinto el caballo repleto de soldados. Acomete la empresa así que la oigas quejarse de una rival, y esfuérzate en que no quede sin venganza la injuria. La criada que peina sus cabellos por la mañana, avive el resentimiento y ayude el impulso de tus velas con el remo, y dígale suspirando en tenue voz: " Por lo que veo, no podrás vengarte del agravio." Después hable de ti con las palabras más persuasivas y júrele que mueres de un amor que raya en locura; pero revélate decidido, no sea que el viento calme y caigan las velas. Como el cristal es frágil, así se calma pronto la cólera de la mujer. Me preguntas si es provechoso conquistar a la misma sirvienta; en tal caso te expones a graves contingencias; ésta, después que se entregue, te servirá más solícita; aquélla, menos celosa; la una te facilitará las entrevistas con su ama, la otra te reservará para sí. El bueno o mal suceso es muy eventual. Aun suponiendo que ella incite tu atrevimiento, mi consejo es que te abstengas de la aventura. No quiero extraviarme por precipicios y agudas rocas; ningún joven que oiga mis avisos se dejará sorprender; no obstante, si la criada que recibe y vuelve los billetes te cautiva por su gracia tanto como por los buenos servicios, apresura la posesión de la señora y siga la de la criada; mas no comiences nunca por la conquista de la última. Una cosa te aconsejo, si tienes confianza en mis lecciones y el viento no se lleva mis palabras y las hunde en el mar: o no intentes la empresa, o acábala del todo; así que ella tenga parte en el negocio, no se atreverá a delatarte. El pájaro no puede volar con las alas viscosas, el jabalí no acierta a romper las redes que le envuelven y el pez queda sujeto por el anzuelo que se le clava; pero si te propones seducirla, no te retires hasta salir vencedor. Entonces ella, culpable de la misma falta, no osará traicionarte, y por ella conocerás los dichos y hechos de la que pretendes. Sobre todo, gran discreción; si ocultas bien tu inteligencia con la criada, los pasos de tu dueño te serán perfectamente conocidos”.

[Arte de amar, Libro I]


¿Qué momentos son más propicios para la seducción de la mujer? ¿Por qué se compara esta fase del galanteo con la caída de Troya?

¿Es aconsejable, a juicio de Ovidio, seducir a la criada que sirve de intermediaria? ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene?

En caso de que esta se muestre propicia a una relación, ¿qué es lo que, en cualquier caso, es preciso hacer?



“Iba a terminar, pero como son tan varios los temperamentos de la mujer, hay mil diversas maneras de dominarla. No todas las tierras producen los mismos frutos: la una conviene a las vides, la otra a los olivos, la de más allá a los cereales. Las disposiciones del ánimo varían tanto como los rasgos fisonómicos; el que sabe vivir se acomoda a la variedad de los caracteres, y como Proteo, ya se convierte en un arroyo, fugitivo, ya en un león, un árbol o un cerdoso jabalí. Unos peces se cogen con el dardo, otros con el anzuelo, y los más yacen cautivos en las redes que les tiende el pescador. No uses el mismo estilo con mujeres de diferentes edades: la cierva cargada de años ve desde lejos los lazos peligrosos. Si pareces muy avisado a las novicias y atrevido a las gazmoñas, unas y otras desconfiarán de ti, poniéndose a la defensiva. De ahí que la que teme entregarse a un mozo digno, venga tal vez a caer en los brazos de un pelafustán. He concluido una parte de mi trabajo, otra me queda por emprender: echemos aquí el áncora que sujete la nave..”

[Arte de amar, Libro I]


¿Quién fue Proteo? ¿Por qué es recordado al hablar de los distintos tipos de mujer?

¿Con qué se comparan las diversas personalidades femeninas? ¿Y las distintas artes de seducción?




“Avíate de modo que tu amiga te pida en cualquier ocasión aquello mismo que pensabas realizar, creyéndolo conveniente. Si has prometido la libertad a alguno de tus siervos, ordénale que vaya a interponer el favor de la señora de tus pensamientos, y si lo indultas de un castigo o lo libras de las cadenas, deba a su intercesión lo que estabas resuelto a disponer. El honor será de tu amiga, la utilidad tuya, y no perderás nada en que ella crea ejercer sobre ti un dominio absoluto. Si tienes verdadero empeño en conservar tus relaciones, persuádela que estás hechizado por su hermosura. ¿Se cubre con el manto de Tiro?; alabas la púrpura de Tiro, ¿Viste los finos tejidos de Cos?; afirma que las telas de Cos le sientan a maravilla. ¿Se adorna con franjas de oro?; asegúrale que sus formas tienen más precio que el rico metal. Si se defiende con el abrigo de paño recio, aplaude su determinación; si con una túnica ligera, dile que encienda tus deseos, y con tímida voz ruégale que se precava del frío. ¿Divide el peinado sus cabellos?; alégrente por lo bien dispuestos. ¿Los tuerce en rizos con el hierro?; pondera sus graciosos rizos. Admira sus brazos en la danza, su voz cuando cante, y así que termine, duélete de que haya acabado tan pronto. Admitido en su tálamo, podrás venerar lo que constituye tu dicha y expresar a voces las sensaciones que te embargan, y aunque sea más fiera que la espantosa Medusa, se convertirá en dulce y tierna para su amante. Ten exquisita cautela en que tus palabras no le parezcan fingidas y el semblante contradiga tus razones; aprovecha ocultar el artificio, que una vez descubierto llena de rubor, y con justicia destruye por siempre la confianza”.

[Arte de amar, Libro II]


Aclara brevemente las referencias geográficas (Tiro, Cos) y mitológicas (Medusa) utilizadas en el texto.