Ya, autogiro, ascensor desapresado,
como la Virgen de Loreto subes
batiendo los merengues de las nubes,
ventilador de Dios, trébol blindado.
Ya, Y griega loca, trípode aplastado
por la curiosidad de los querubes,
borra en rápidos valses sus tres vvv
tu flor, ¡oh, tiesto que ella ha secuestrado!
Surtidor de tu sombra, recto creces
hacia tu luz, sin cimbrear camino
cuando, lluvia de ti, aterrizas, mellas
esa ascensión, te agrandas y pareces
no estrella sin imán, sino el molino
que nos molió la luz de las estrellas.
[Félix Ros. Verde voz, 1934]